Por:
Miguel Losada Tejera. Senior Manager Deloitte,
Alberto Calle Morales. Experienced Senior Deloitte 

Dada la situación de inestabilidad actual, el riesgo geopolítico ha ido incrementando su peso y adquiriendo una relevancia estratégica en las organizaciones, pero ¿cómo influye en sus mapas de riesgo? ¿cómo se gestiona?… 

Podemos definir un riesgo geopolítico como aquel relacionado con la disputa o conflicto entre dos territorios o países que pueda afectar tanto a la relación, actividad comercial o pertenencia de un territorio.  

Actualmente, el contexto geopolítico se encuentra en un punto de inflexión, caracterizado por ser menos previsible, más impulsivo y caótico y ejemplo de ello son, entre otros, los conflictos entre Rusia y Ucrania, el conflicto entre Israel y Hamas, así como las tensiones comerciales que se vienen arrastrando durante los últimos años entre Estados Unidos y China. Por este motivo, el riesgo geopolítico ha ido incrementando su peso y su relevancia estratégica en los Mapas de Riesgo de las organizaciones. 

Por lo general, el riesgo geopolítico, se caracteriza por ser un riesgo de naturaleza externa a la organización y con una reducida (o nula) capacidad de la propia empresa para evitar su materialización. A su vez, presenta dificultades adicionales en su gestión y seguimiento, ya que suele materializarse de un modo inmediato (velocidad) y su duración suele ser de carácter prolongado (persistencia).  

De acuerdo con las características descritas del riesgo, los responsables de riesgos de la organización pueden caer en el error de considerarlo como un riesgo externo, sin capacidad alguna de gestión y asumiendo los efectos adversos derivados. Este hecho provocaría que no se realizase una gestión adecuada y completa del riesgo, lo cual, teniendo en cuenta su trascendencia, puede tener graves consecuencias para la organización. 

Bajo nuestro punto de vista, el foco y los esfuerzos deben centrarse en la vigilancia previa (anticipación) y en la disposición de mecanismos sólidos de respuesta por parte de la organización ante la materialización del riesgo. Por lo tanto, aunque la materialización del riesgo geopolítico no dependa de la organización, si que consideramos necesario trabajar en la anticipación y en la respuesta al riesgo con el objetivo de minimizar los posibles impactos que se puedan producir. 

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