Autor: SONSOLES RUBIO, presidenta Instituto de Auditores Internos de España
Publicado en ESADE: Do Better
El fin del buen gobierno es la confianza, y esta se gana a partir de los hechos. No hay duda de que un sistema de Gobierno Corporativo bien diseñado contribuye al crecimiento sostenible de una compañía y a aumentar su reputación y confianza en su gestión.
Aporta valor a todos los stakeholders generando confianza a inversores y clientes equilibrando los distintos intereses que coexisten en las compañías a través de la separación de funciones para garantizar un entorno de control sólido. Esta es la misión del auditor interno en la supervisión del sistema de gobierno corporativo al servicio de la Comisión de Auditoría.
Conviene mencionar en este punto la modificación del Código unificado de buen gobierno para las sociedades cotizadas, de 2020 que -en línea con la relevancia adquirida por los criterios ESG- obliga a los consejeros a “supervisar el proceso de elaboración y la integridad de la información financiera y no financiera, así como los sistemas de gestión y control de riesgos financieros y no financieros, incluyendo los operativos, tecnológicos, legales, sociales, medioambientales, políticos y reputacionales o relacionados con la corrupción”.
Asimismo, la Guía Técnica 3/2017 sobre comisiones de Auditoría de la CNMV establece los criterios para que la supervisión que ejerce la Comisión sobre el trabajo del auditor interno sea eficaz, y remite a las Normas Internacionales para la Práctica Profesional de la Auditoría Interna del Institute of internal auditors como el marco de referencia para la profesión.
El auditor interno como asesor
Con su trabajo el auditor interno no sólo supervisa, también asesora. Tiene una visión objetiva y transversal no sólo de los riesgos, sino también de la continuidad de la operativa. Algo que ha quedado en evidencia con la crisis del COVID.
Los auditores internos tienen ahora más que nunca un valor de asesoramiento que les permite ser más estratégicos, con mayor visión a largo plazo, siempre sin dejar de lado la objetividad, clave para garantizar la sostenibilidad y eficiencia de los modelos de negocio.
La labor del auditor interno y su agilidad de adaptación ante los cambios son vistas aún con más interés en el entorno actual ante la constante aparición y concatenación de nuevos riesgos a gran velocidad. La pandemia -con seguridad el mayor cisne negro al que se ha enfrentado hasta ahora nuestra generación- pone de relieve la importancia de robustecer los mecanismos de control de riesgos y gobierno ante la posibilidad de que los nuevos desafíos pongan en evidencia la eficacia de los sistemas para gestionarlos, provocando la pérdida de confianza por parte de inversores y clientes y una gran destrucción de valor para todos los stakeholders… SIGUE